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SIN VIDRIOS ROTOS

Viernes mi querido viernes, mi  último suspiro de semana. ¿Les ha pasado que uno casi casi tira la toalla en viernes? o más bien tira el uniforme. 

Normalmente los viernes significa misma rutina con diferente frecuencia todo se vive light en viernes. 


¿Lavaste el uniforme? mañana es viernes

¿Limpiaste los zapatos? mañana es viernes

¿Ya te levantaste? mmm...  hoy es viernes ya voy


Y así normalmente me pasa los viernes y por alguna razón siempre me había ido bien con frecuencia baja,  excepto por ese viernes en particular.

 

Todo empezó porque el salón de mi hija realizó un gran esfuerzo en clase y como incentivo recibieron el permiso de poder llevar  un juguete de Navidad en "viernes". El jueves cuando recibí la noticia yo también me puse muy contenta. No sabía que la mismísima guerra mundial se opacaría al duelo de madre e hija de ese viernes.


Resulta que efectivamente se podía llevar un juguete pero habían reglas que teníamos que respetar. Amo las reglas pero en esta ocasión olvidaron mencionarlas a mi pequeña abogada de 6 años, mi pequeña Annalise Keating  versión ternura. Si no ubican a la tremenda profesora y abogada de derecho penal les recomiendo la serie "How to get a away with murder" en Netflix. 


Las reglas eran claras y simples y yo las entendí perfectamente

  1. Traer un juguete de los que les trajo Santa en Navidad

  2. No traer juguetes electrónicos

  3. No Juguetes pequeños

"Cuida tus palabras que ellas no levanten un muro entre ti y los que contigo viven"

-Tales de Mileto-


Definitivamente el muro se construyó más rápido que las intenciones del Presidente Trump por construirlo justo 5 minutos antes de partir a la escuela. 


Nivel de estrés: Alarmante

Hormonas: Disparadas 

Ambientación: Sinfonía de berrinches y alaridos


La fórmula perfecta para pasar de la dulce mami a la verde bruja del Oeste,  solo sentí como poco a poco el desesperante argumento de mi princesa me iba robando el color.

 

 

Oda al argumento infantil

Hija: ¡Mami voy a llevar el unicornio robot!

Mamá: La maestra dijo NO electrónicos hijita


Hija: Pero el robot no es electrónico, tiene baterías

Mamá: si es hijita ponte tus zapatos

Hija: No mamá no es neumático (palabra favorita)

Mamá: Dije que no, escoge otro


Hija: Voy a elegir mis cachorritos

Mamá: Georgina esos no porque son muchos y pequeños la maestra dijo UNO


Hija: No son tan pequeños mamá

Mamá: Georgina tienes otros juguetes, puedes llevar un osito, un pony,  una muñeca, o alguno de todos los juguetes que apilas en las 3 cajas que tienes. 


Hija: Sí pero esos no me los trajo Santa. 


FIN

 

En ese momento despertó la "mamá Hulk" que llevo por dentro. (Una sincera disculpa a la crianza positiva les fallé completamente).   Finalmente tuvimos que activar el arma secreta llamada "Papá" que prácticamente le dijo lo mismo  pero desde su fortaleza de metal llamada oficina. Ella cedió felizmente como si nada hubiera pasado en esa tormentosa mañana, pero nadie le avisó a mi temperamento que se calmara. La dejé completamente feliz y tranquila con el juguete mientras yo me perdía en un abismo de tristeza y lágrimas estilo Selena con chongo.  Un plátano aplastado me obligó a lavar mi auto en contra de mi voluntad. !Pero el lavado ya estaba ahí! ¡el plátano ya estaba ahí!. Así que mi bebé y yo fuimos compañeros de vuelo durante el magno evento. Terminamos con olor a canela y vidrios limpios.  Ya con una sensación de frescura extrema nos dije "llegaremos a la próxima farmacia" En ese momento sonó mi celular, resulta que la persona que arreglaría nuestra televisión por cable se le hizo temprano y ya me estaba esperando en casa olvidando que nuestra cita era 3 horas más tarde.  Pero... ya estoy en la farmacia le dije bajaremos rápido llego en cinco.   En eso bajé como Chapulín colorado en medio de una loca pelea.  Cual fue mi estresante sorpresa que las llaves se quedaron dentro del carro, con mi bebé de apenas un año adentro, traía la bolsa sí pero seguramente las llaves las había dejado en medio del asiento del copiloto.  Entre mi tremenda frustración "me dije quebraré el vidrio Maribel busca una piedra pronto" mientras hacía gestos graciosos para que mi bebé no se asustara. El tiempo pasaba rápido pero para mí era una eternidad.  En eso la señora de la farmacia salió a tirar unas cajas.  Gracias Universo por permitir a la señora hacer su trabajo en el momento exacto para poder ayudar.  Por supuesto que pedí ayuda despavorida, debo confesar que normalmente mi esposo y yo nos quejamos de la atención de esa farmacia porque  tardan mucho tiempo en el servicio de cajas, sin embargo en ese momento el nivel de acción fue increíble. En menos de 5 minutos, la amable señora ya había traído a 3 empleados más, quienes a su vez habían llamado a dos albañiles de la construcción de a lado. Quienes con mucha creatividad me ayudaron a quitar el seguro de mi carro con una barra pues entre mis prisas había dejado una ligera abertura que permitió que la barra de metal alcanzara los seguros automáticos.  Normalmente juzgamos a las personas por sus acciones diarias, pero se nos olvida preguntarnos como serían estas mismas personas en momentos de crisis y servicio a los demás.  Gracias a esta cadena de ayuda mi bebe salió contento y sin mayor preocupación lleno de besos, abrazos y una enorme ovación. 

Cuando llegué a casa seguía sin encontrar las llaves, ¿dónde están? me preguntaba.  Cual fue mi sorpresa que las llaves siempre estuvieron conmigo. Sé lo que estas PEN-sando y pienso lo mismo sonrojada.  Con el estrés no me percaté que al cerrar incorrectamente la puerta la abertura que había dejado no detectaba las llaves. Las cuales no las encontraba porque las había puesto en otro lado de mi bolsa de mano al tratar de avanzar rápido para que mi bebé dejara de llorar.  Jamás se me ocurrió ir a la puerta del copiloto e intentar quitar los seguros,  si me hubiera dado unos segundos para buscar y pensar me hubiera dado cuenta que las llaves seguían conmigo, y que había una forma sencilla de resolver todo el asunto.  Finalmente lo resolví sin vidrios rotos, sin embargo había una forma más sencilla de hacerlo y con menos recursos y si lo pienso detenidamente hasta estoy segura que hay una forma para evitar que me pase de nuevo.


En la vida personal y profesional es muy común que esto nos pase en diferentes situaciones. Muchas veces estos retos son solo chistes de pequeñas cosas que dejamos de observar. 


Normalmente las empresas gastan millones de pesos resolviendo situaciones en las que utilizaron más recursos, más tiempo y esfuerzo de las que en realidad deberían. En momentos de estrés elegimos la opción más cercana o la que aparece detrás de la ventanilla nublando o  descartando la solución más adecuada.  


En nuestra vida diaria debemos de tomarnos el tiempo necesario para analizar nuestras opciones, evaluarlas e iniciar con un prototipo que nos ayude a solucionar o evitar problemas cotidianos. 


Como mamás vivimos nubladas por las exigencias domésticas, como empleados vivimos nublados apagando fuegos laborales.  


Si un día, durante un viernes te permites ver los platos sucios desde lejos te darás cuenta que no pasa nada si los retrasas por unas horas siempre y cuando utilices ese tiempo nutriendo tu mente en busca de la solución más favorable.  




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