¡Víctimas de nuestras propias reglas!
Por más que me esfuerzo por recordar no logro visualizar que mi mamá estuviera tan presente en todas las actividades de mi colegio y ¡no es reclamo! honestamente mi madre hizo un excelente trabajo siendo madre y padre a la vez, pues se quedó viuda desde los 29 años con 3 hermosos y exigentes hijos.
La recuerdo perfectamente arreglada con sus uñas rojas impecables pasando por las ventanas de los salones cuando nos visitaba por alguna junta ¡Que orgullo me daba decir que era mi mamá ! ¡Siempre la más hermosa!
También tengo un vívido recuerdo esperándola a la salida del colegio. Cuando eres un niño, 5 minutos tarde equivale a todo una eternidad. Nos recuerdo reclamándole a una y otra vez el por qué siempre eramos los últimos en irnos. También nos quejábamos porque de regreso parecíamos autobús con muchas paradas, pasaba por la comida, pasaba por la ropa, pasaba por las tortillas, pasaba por los refrescos y pasaba y pasaba por los miles de pendientes que traía. Eramos muy pequeños y no alcanzábamos a comprender que mi mamá vivía a mil por hora por nosotros. Ella se salía de trabajar en su hora de comida para poder estar presente a la salida de colegio y llevar comida calientita a casa.
Regresemos a mi presente
Si me llegara a comparar de lo que fue mi mamá no le llego ni a su perfecto y limpio dedo meñique.
Algunas veces siento que fallo tanto como mamá que me cuestiono si realmente nací para esto de la maternidad. Me parece que los niveles de exigencia de las madres sobre todo de aquellas que han dejado su profesión para poder estar más al pendiente del cuidado de sus hijos nos ha convertido en víctimas de nuestras reglas no escritas, el de "mamá moderna"
A pesar de que por sí sola la palabra madre tiene un gran peso nosotras "las modernas" les hemos ido agregando más estigmas absurdos. Comparándonos y midiéndonos entre nosotras mismas quemando nuestros fusibles internos.
El día de brujas por ejemplo, y no hablo de nosotras cuando nos enojamos sino el día en el que los niños se preparan con disfraces para pedir dulces de casa en casa. Lo considerado "normal" sería dulces, un disfraz y un par de pizzas ¿nada del otro mundo verdad? Pero creo que en nuestros tiempos ese punto medio ha quedado muy atrás, pues hoy día a esa sencilla tradición le hemos sumado fiestas en salones de niños, disfraces diferentes para no repetir, altares de muertos y mucho más.
Me siento como una tonta cuando le trato de explicar a mi esposo que estoy estresada por dicha festividad. Cuando él, tiene que analizar millones de cosas en su trabajo. ¿Pero, saben qué? ¡Lo estoy! Porque cuando eres mamá estas en un punto en donde desilusionas a alguien siempre. A tus hijos, a tu esposo, a tu casa, a tus amigos, a las maestras, a tu familia, a tus finanzas y peor aún a ti misma. Cuando eres una persona como yo tratando de agradar a todo el mundo eso se vuelve un campo minado.
Ahora bien, como ex-profesionista les puedo asegurar que el nivel de estrés que sufre una madre no tiene comparación a ningún estrés laboral. No hay nada más estresante que ser testigo de la carita de desilusión de nuestros hijos cuando algo no sale como ellos lo esperaban.
¡Bueno, pero la desilusión siempre ha existido, no es moderno! Ustedes afirmarán, y tienen mucha razón, lo moderno no es la desilusión sino los medios de comunicación y redes sociales en donde todos comparten todo.
¿Alguna vez te has sentido super orgullosa por hacer algo extraordinario?, ¿Te digo algo? te va a durar muy poco si vives en la generación de "mamá moderna". Porque en nuestro mundo una "idea extraordinaria" se vuelve tendencia en segundos, misma que en un par de días se vuelve la regla y al mes siguiente ya será obligación. Al final, sino estuviste a la altura de la idea que ya no es tan extraordinaria sino ordinaria terminarás viendo la carita de desilusión de tus hijos. Niños confundidos por su ambiente, en donde ven que todos tienen lo extraordinario y ellos no, donde nada los complace. Esos niños que al final de un largo día de juegos te dicen estoy triste porque ya se terminó. ¿Qué es esto? Ni la mujer maravilla podría con esta nueva generación.
¡Basta ya mamá modernas! Las invito a bajar la vara un poco, sigamos siendo extraordinarias en la simplicidad, fallemos un poco, dejemos que nuestros niños imaginen, resuelvan, crean y se aburran. Para que ellos sean los emprendedores de su propia vida. Seamos los mejores siendo clásicos apliquemos la regla de la pelota. Simple, sencilla y divertida. Así marcaremos tendencia con mamás felices y niños felices.
Y como los alcohólicos anónimos finalizaré diciendo !Yo soy una mamá moderna víctima de la comunidad social, prometo solemnemente dejar que mi hija haga el siguiente proyecto escolar y así lo extraordinario será lo que ella aprenda al hacerlo por sí misma!
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